En efecto, el oyente, al percibir y comprender el significado del discurso, simultáneamente toma una postura activa de respuesta y esta postura del oyente está en formación a lo largo de todo el proceso de audición y comprensión. No siempre tiene lugar a respuesta inmediata en voz alta, la comprensión activa del oyente puede traducirse en una acción inmediata o puede quedar un tiempo como una comprensión silenciosa, esta es una compresión de respuesta retardada; tarde o temprano lo escuchado o comprendido activamente resurgirá en discursos posteriores o en la conducta del oyente.
Todo hablante es de por si un contestatario, él no es el primer hablante sino que cuenta con la presencia de ciertos enunciados anteriores, suyos y ajenos, con los cuales su enunciado establece toda suerte de relaciones. Todo enunciado es un eslabón de una cadena, muy complejamente organizada, de otros enunciados.
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