Cualquier palabra existe para el hablante en tres aspectos, como palabra neutra de la lengua, que no pertenece a nadie; como palabra ajena, llena de ecos de los enunciados de los otros; y finalmente como mi palabra, porque, puesto a que yo la uso en una situación discursiva determinada y con una intención discursiva determinada; la palabra está compenetrada con mi expresividad. En los dos últimos aspectos la palabra posee expresividad pero no pertenece a la palabra misma: nace en el punto de contacto de la palabra con la situación real, que se realiza en un enunciado individual.
En la lingüística persiste la teoría de que el "oyente" y el que "comprende" como "corriente discursiva única". Esta ficción da un concepto distorsionado del proceso complejo, multilateral y activo de la comunicación discursiva. Usualmente se presentan esquemáticamente los dos compañeros de la comunicación discursiva, el hablante y el oyente, esquema de proceso activos de hablante y pasivos del oyente, de recepción y comprensión del discurso. Cuando estos esquemas se presentan como una totalidad real de la comunicación discursiva se convierten de una "ficción científica". En efecto, el oyente, al percibir y comprender el significado del discurso, simultáneamente toma una postura activa de respuesta y esta postura del oyente está en formación a lo largo de todo el proceso de audición y comprensión. No siempre tiene lugar a respuesta inmediata en voz alta, la comprensión activa del oyente puede traducirse en una acción inmediata o puede quedar...
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